¡A la pobreza ni cabida!

La CTEP porteña convocó a referentes sociales, especialistas y trabajadores de la economía popular, para pensar salidas colectivas frente a una crisis que golpea como un tsunami: drogas, pobreza, malnutrición, exclusión, represión.


Participaron Agustín Salvia, del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, Carolina Reid, coordinadora del programa SuperSopa de la Universidad Nacional de Quilmes, Horacio Ávila, integrante de Proyecto 7 que trabaja con personas en situación de calle, Vanesa Escobar, integrante de Red Puentes sobre consumo de drogas en sectores populares, el diputado nacional Daniel Arroyo y Marina Joski, responsable de la Central de Emergencias Villera y referente de la escuela de oficios de la CTEP porteña.

"El trabajador de la economía popular es un ejemplo de cómo el pueblo construye soberanía, con capacidad para cambiar y planificar políticas públicas", afirmó Marina Joski, cuya exposición buscó desarmar la mirada al mismo tiempo romántica y represiva sobre la pobreza que propone el sistema, porque "la pobreza es propuesta como una advertencia para el resto de la sociedad, pero para nosotros donde hay pobreza, hay injusticia y también un sujeto activo de la historia, que resiste, que se organiza, que lucha, y cuando esto sucede, la máquina de la desigualdad lo propone como un enemigo interno y nos califica como vagos, choriplaneros, violentos."


Joski rechaza la idea del plan social como acción benefactora del Estado hacia los pobres y propone una mirada desde abajo que piensa los fondos de la Emergencia Social arrancados al Estado como "derechos adquiridos" por los trabajadores descocupados y empobrecidos. En este giro, aparece el trabajador de la economía popular como ejemplo de construcción de la soberanía popular, "que es la capacidad del pueblo de cambiar las políticas públicas y planificar políticas que nos tengan como destinatarios y titulares, pero no para nuestro sector, sino para toda la sociedad"

En este sentido, contó cómo se está organizando la campaña de detección de mala alimentación en las villas de la ciudad, que va a tener alrededor de seis mil registros, que va a medir peso y talla para niñes, con equipos de médicos y promotores de salud.


Por su parte, Vanesa Escobar explicó el trabajo de Red Puentes en los barrios y la coordinación que realizan junto a otras organizaciones en un marco que incluye a la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas (Sedronar).  Nacida desde abajo, de asambleas realizadas en la villa 21-24 de Barracas, para Vanesa las drogas deben mirarse integralmente, como un problema social en una sociedad donde reina el consumismo. ¿Como se interviene?, se pregunta. Desde lo político, la integralidad y lo comunitario:

"Lo que le pasa a un joven que consume es que además no tiene vivienda digna, vive en la calle, no se alimenta bien, no come, pasa frío, no terminó la escuela, que hace muchísimos años no se hace un control de salud"

Vanesa habla de una "política de exterminio y desorganizacion de las clases populares" donde el Estado, lejos de estar ausente, aparece bajo la forma de represión y narcotráfico ligada a las fuerzas de seguridad: "Nuestros jovenes se transforman en el último eslabón de una cadena superperversa, hay jóvenes que no tienen dni pero tiene pedidos de captura", comenta.


La respuesta parte del trabajo en el barrio y de la organización y la reconstrucción de los lazos en la comunidad: "desde allí debe nacer la política pública", asegura. En este sentido define a Red Puentes como un espacio "donde las personas vienen a pensarse desde lo colectivo, y esa es una respuesta, la construccion de caminos de vida digna tiene que ver con la organización y la militancia, porque ofrece un camino de vida que no se puede comprar ni vender".

Agustín Salvia explicó las características del trabajo del espacio del Observatorio de la Deuda Social de la UCA que produce información "sensible" que busca desandar la negación de los problemas sociales que se ejerce desde el poder. Luego de ejemplificar con números el gran problema social que nos atraviesa, afirmó: "Tenemos que salir de esta trampa, que creó el neoliberalismo de los años 90, que se arrastra desde antes, y que el proyecto kirchnerista no logró superarlo, logró encontrar momentos de relativa mejoras, pero no sostenibles en el tiempo desde el punto de vista de un desarrollo estratégico".

Coincidente con un diagnóstico que preocupa y la necesidad de afrontar grandes desafíos, el diputado nacional Daniel Arroyo alertó sobre la ruptura del contrato social en el país: "una parte de la sociedad se está desenganchando, dejó de creerle al gobierno, pero no le cree a nada de la política", afirmó, para reforzar luego la idea de la necesidad de poner el cuerpo, de la participación: "tenemos una misión y es cortar la reproducción intergeneracional de la pobreza, alguien que es pobre y sus hijos posiblemente sean pobres, hay que cortar eso".

En este recorrido, alertó sobre la política económica del macrismo: "la mitad de los pibes están fuera de la escuela secundaria, el 48 por ciento de los niños son pobres, un flor de problema social, y a esa situacion al gobierno se le ocurre hacer un gran ajuste para el año que viene con el FMI."


Súper Sopa

En una nota anterior, comentamos sobre la existencia de una Súper Sopa nutritiva que se desarrolló en la Universidad de Quilmes. Carolina Reid, coordinadora de este programa, estuvo presente en la charla y comentó cómo surgió esta idea y también cómo es el proceso de producción que termina en latas que llegan a rendir hasta 50 porciones y de las cuales la CTEP porteña ya adquirió las primeras 300 para repartir en los comedores de la ciudad.

El programa cuenta con estudiantes avanzados de ingeniería en alimentación que controlan el proceso de producción desde la selección de las materias primas, verduras, carnes, productos secos, su lavado, pelado, cocinado, envasado y esterilización, que les permite tener dos años de vida útil en lata.

La universidad comenzó con este programa hace unos quince años, a partir de una experiencia que tuvo lugar en Brasil. Adquirió los equipos en comodato del Mercado Central y paga los salarios y servicios necesarios para su producción. De esta manera, contó Carolina, además de una Súper Sopa, el programa produce a precio de costo locro, estofado, guiso de arroz y sopa de vegetales.