De la resistencia al programa político

Como en pocas coyunturas, los sensores de detección del calor humano ofrecen con tanta nitidez el estado de lucha de clases en el país. En Rosario, se concentra la flor y nata empresarial, con Macri a la cabeza. En Buenos Aires, lo hace el campo popular que resiste el saqueo. Rafael Klejzer, secretario general de la CTEP porteña, adelantó: "Hoy  tenemos que clavar un mojón e ir hacia adelante, con fecha de un paro general que ponga en movimiento el programa político para nuestro pueblo trabajador".

Durante el último acto de la multisectorial 21F

La ironía, como la risa, pueden resultar formas eficaces de enfrentar una dura realidad. No hay otra forma de reaccionar frente a la versión que indicaba que la empresa Ledesma, gigante productora de papel, azucar y delitos de lesa humanidad, iba a utilizar publicitariamente el "escándalo de los cuadernos", ya que varios eran de la marca Gloria que ella misma producía. Aún más provocador, debe resultar que su gerente general, Javier Goñi, quien es además presidente del coloquio empresarial de IDEA, declare que "los próximos seis meses no van a ser fáciles, pero tenemos la convicción de que el camino es el correcto" porque "los empresarios estamos acostumbrados a los altibajos". 

A los codazos, a los carpetazos o a los cuadernazos, los empresarios están zanjando su propia interna, donde su gobierno, el que encabeza el presidente Macri y la alianza Cambiemos, lleva hoy la delantera. El affaire que puso en boca de todos la velada obviedad de que en el capitalismo -y no sólo durante un período de gobierno- los grandes negocios se definen de forma espuria bajo la mesa, tiene a los más importantes dueños y gerentes del capital negociando en cada pasillo que encuentran las nuevas condiciones bajo las cuales van a reordenar sus ganancias. Porque el sentido que ellos le dan a la palabra "perder" es muy distinto al que entienden les trabajadores argentines. 

Por eso, Atlanta. En el microestadio del club porteño, se pone en juego la resistencia al modelo económico implantado desde fines de 2015, que después de dos años se traduce en un saqueo depredador contra el pueblo argentino: drástica reducción de los salarios reales, destrucción de políticas públicas, masivos despidos y aniquilamiento del aparato productivo e industrial. 

Rafael Klejzer, secretario general de la CTEP porteña, en el acto en la CGT la semana pasada.

Y así como el empresariado define las internas de su clase, también lo hacen los trabajadores. Por un lado, la actual orientación de la CGT está dada por la política de conciliación con el gobierno, empujada por los triunviros Héctor Daer y Carlos Acuña, y que encolumna a los tradicionales "gordos", "independientes" y otros nuclemaientos como el MASA e importantes sindicatos como la UOM de Antonio Caló. Por otro lado, unas 900 organizaciones del núcleo resistente conformado por las CTA, la Corriente Federal, CTEP y movimientos sociales, reunirán a más de 5 mil cuadros gremiales para plantar el mojón de la resistencia, que permita levantar cabeza con un programa político de les trabajadores

Podrá parecer exceso de optimismo a algunos, pero otros creen que ha llegado el momento de empujar la rueda. Adelante no sólo se encuentra la reunión de secretarios generales de la CGT, el próximo 29 de agosto, sino la radicalización del programa de gobierno que ahora lleva el sello del Fondo Monetario Internacional y los dueños de las finanzas a nivel global. Estamos colgados de una ramita frente al más desolador de los abismos y ante las certezas, como bien confiesa Goñi, de que los grandes empresarios sacan buen provecho de la crisis. 

En la interna cegetista, el moyanismo plantea la convocatoria al Comité Central Confederal y al Congreso Normalizador, para imponer una nueva conducción que se ponga en pie de lucha para lograr las paritarias libres, el fin de las importaciones indiscriminadas y de los despidos. En la CGT, cuentan con numerosos gremios, regionales y base para hacer fuerza. Por fuera, pero tomados de los brazos, avanza la Corriente Federal, con ambas Central de Trabajadores Argentinos y varios gremios de la CGT también. Y por supuesto, la CTEP y los movimientos sociales, CCC y Barrios de Pie. 

Esta es la multisectorial 21F que levanta un programa alternativo para el conjunto del pueblo argentino, con el trabajo, la producción, el bienestar y la dignidad como ejes. Las propuestas abarcan desde políticas de fomento del trabajo y la producción, límites a la especulación financiera, reforma tributaria, plan agroindustrial, política energética, minería no contaminante, recursos hídricos, educación pública de calidad, federalismo solidario, vivienda, ferrocarril y economías regionales, seguridad social universal, paridad de género, democratización de los medios y la justicia y el impulso a una Patria Grande.

Los límites, alcances y contradicciones de este programa se desarrollan mientras la rueda gira, pero primero la rueda tiene que girar.