Fin del trabajo o la economía popular como resistencia

Una nueva jornada de debate en el Tasso, organizada por el Instituto de la Economía Popular de la CTEP porteña: del fin del trabajo a la economía popular como proceso de resistencia. 

Rafael Klejzer al micrófono. Hacia la derecha, Levy-Yeyati, Pérsico, Schmid, Gago, Tombolini y Maisa Bascuas
 
“¡Nosotros no existimos, todos los políticos dicen lo mismo, no nos ven!”
, se exalta Emilio Pérsico, cuando cuenta que después de leer todas las propuestas de salida a la crisis actual, en ninguna se aportan soluciones para la mitad de los argentinos que integran el sector de la economía popular.

Pérsico, referente del Movimiento Evita y de la CTEP, saluda a Juan Carlos Schmid, uno de los secretarios generales de la CGT, por considerar al sector que representa, se pelea con el economista oficialista Eduardo Levy-Yeyati, y le hace un guiño a la socióloga Verónica Gago, que invoca el feminismo popular y adelanta las tensiones del próximo 8 de agosto cuando el Senado vote la llamada “ley del aborto”.


El panel fue completado por Matías Tombolini, economista referente del massismo, y presentado por la politóloga Maisa Bascuas y por Rafael Klejzer, referente del Movimiento Popular La Dignidad y secretario general de la CTEP de la Ciudad de Buenos Aires, que agradeció a los más de doscientos presentes por la tercer jornada del ciclo para debatir la metrópoli que viene llamado “ciudad revuelta” que impulsa la organización que encabeza.

La charla no aterrizó en chicanas ni en apreciaciones sobre combinaciones electorales posibles. Fue convocada para debatir “el futuro del trabajo y del capital” y a ello se refirieron los panelistas, que sin embargo no se ahorraron vaticinios que frecuentan los amantes de las series distópicas de Netflix. “Esto se va a poner cada vez peor, nos ponen cada vez más contra la pared”, afirmó Pérsico. “El desplazamiento de mano de obra sin productividad sería el peor de los mundos”, dijo Levy-Yeyati. “Los cambios que se avecinan son disruptivos, nunca más va a ser igual que antes”, advirtió Schmid.

En la charla hicieron de expositores “soporte” Andrea Delfino, una de las trabajadoras despedidas de Télam, Alejo Ruiz, secretario de prensa del sindicato de la televisión (Satsaid), Laura Bitto, responsable de prensa de la CTEP porteña y Daniel Yofra, el secretario general de los ejemplares trabajadores aceiteros, que se refirió a las duras batallas contra la tercerización, la precarización y los despidos que enfrentan los trabajadores de su sector (hace poco anunció Bunge unas sesenta cesantías).

Las exposiciones resultaron didácticas, pero no por eso poco polémicas. Así, el economista que defiende a la gestión macrista advirtió de forma personal a Pérsico y a Schmid que la innovación y el desplazamiento de mano de obra “va a suceder tarde o temprano” (en relación a los conflictos actuales en este campo) y pretendía empatizar con un público desconfiado al citar a Martin Luther King como el visionario del ingreso universal, y recayó en lugares comunes al plantear que “recibir dinero por no hacer nada es contraproducente” y que el “trabajador necesita realizarse”.


Schmid y Pérsico le respondieron sin ambages. “No sabemos adónde va a parar este sistema, para mi el trabajo va más allá del capitalismo, porque involucra el sentido de la dignidad”, le dijo el triunviro de la CGT, mientras que Pérsico historizó la organización de la economía popular y le espetó que “la plata de nuestras escuelas, de nuestros barrios, se van a las Lebacs” y luego aseguró que el trabajo de la economía popular es más efectivo que el del capital, porque no abandona las obras: “La economía popular puede generar muchísimo trabajo en la sociedad, nosotros ponemos 500 hombres en una obra donde la empresa constructora pone 50, con la particularidad que nosotros no abandonamos las obras, las terminamos”.

Tombolini arrojó máximas del estilo “¿qué tipo de sociedad queremos ser?”, llamó a defender el trabajo nacional frente al consumo guiado por el afán de lucro y se definió en contra del modelo de innovación que propone el macrismo: “A la innovación palermitana le oponemos la innovación con inclusión”. En tanto, Verónica Gago trazó las peripecias del movimiento Ni Una Menos, al que caracterizó por su radicalidad, intransigencia y masividad. Se refirió a las alianzas establecidas con distintos sectores sociales, lo que se observó en el Operativo Araña realizado en el subte aquella misma mañana junto a las "metrodelegadas" (una acción de intervención y debate) y llamó a mapear el trabajo en clave de un “feminismo popular”.

Verónica Gago

Pérsico no se olvidó de agradecer a Schmid que aceptara discutir la unidad de los trabajadores formales y los de la economía popular. Schmid, por su parte, no se refirió a la discusión que este problema representa en la central obrera, pero no dejó de advertir cuando se refirió a las características actuales del mundo laboral que la realidad estructural bloquea respuestas comunes: “Una cosa es el estado, otra el privado, una cosa es la industria y otra los servicios, no es tan sencillo de ensamblar, hay que entender que no hay una respuesta común de la clase trabajadora, antes todo se encolumnaba, pero ya no es más así”.

Cuando se refirieron al Estado y a la política, volvieron a verse los puntos en común entre ambos referentes. El dirigente del movimiento obrero formalizado se refirió al proceso de concentración monopólica en el sector portuario y a los despidos, donde el “Estado hace de espectador” y Pérsico la manera en que históricamente el Estado y la política se posicionan frente al mundo del trabajo de la economía popular: “Nos siguen pensando como subsidio y luego como consumidores, pero no discuten el problema de la tierra o de la vivienda”.

Pérsico explicó por qué el subsidio es una grave enfermedad para los desocupados y mostró el camino de la digna resistencia que siguió el sector:

...el subsidio no organiza a los compañeros y se transforma en una grave enfermedad, teníamos que pensar en el problema del trabajo que se transformó en el eje central de nuestras preocupaciones, aunque el Estado y la política nos sigue pensando como subsidio. Como la política no va a construir ese modelo alternativo, lo empezamos a proponer nosotros y lo llamamos “economía popular”. Los compañeros se resistieron a quedarse en la casa, a vivir en la marginalidad. Entonces surgió la economía popular como resistencia.